London, KY, USA
CIUDAD DE MÉXICO -- Víctor González pensó que ya había experimentado las emociones más grandes que el deporte de sus amores le puede ofrecer, salir trotando del bullpen para lanzar en cuatro juegos de Serie Mundial. El nayarita ha demostrado ser un hombre imperturbable, incluso agenciándose la victoria en el juego decisivo del campeonato de los Dodgers en 2020.
Pero mientras González permanecía en el bullpen del jardín izquierdo durante la quinta entrada del primer juego de exhibición el domingo en el Estadio Alfredo Harp Helú, se llevó dos dedos de su mano a su cuello y luego presionó, sorprendido por ver su pulso acelerado. El mexicano estaba a minutos de lanzar frente a su madre y su abuelo por primera vez como profesional.
“Es mucha la emoción que se siente en ese momento. No sabes qué hacer”, exclamó González. “El nivel de entusiasmo es bien alto, la cantidad de presión que sientes. Quieres dar un buen espectáculo”.
De todas las experiencias que la serie de dos partidos de los Yankees frente a los Diablos Rojos del México generó, ver a González subir al montículo en su país natal frente a sus amigos y familiares fue una de las más memorables.
Un día muy especial en México para Victor González y su familia 💙 pic.twitter.com/FkxZuz0lkb
— https://pronosticos-mlb.com March 24, 2024
González dominó a los primeros dos bateadores que enfrentó -uno de ellos mediante un ponche— antes de que el mexicano Juan Carlos Gamboa se embasara mediante un mal tiro del paracorto Max Burt. El venezolano Franklin Barreto conectó un sencillo al bosque izquierdo, y el dominicano Robinson Canó – con su elegante swing intacto a pesar de tener 49 años – le siguió con un sencillo remolcador al jardín central.
“Simplemente me decía a mí mismo, ‘Hombre, tengo que calmarme un poco. Voy demasiado rápido’”, confesó González.
González retiró al siguiente bateador para acabar la entrada, en la que permitió una carrera sucia. González, de 28 años, dejó de la loma mientras los fanáticos de pie coreaban su nombre, resistiéndose a la petición de ondear su gorra.
“He lanzado en las Grandes Ligas por algún tiempo ahora y nunca había tenido esta sensación”, aseguró González. “Las emociones que tuve [el domingo] en el montículo fueron completamente diferentes”.
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CIUDAD DE MÉXICO -- Víctor González pensó que ya había experimentado las emociones más grandes que el deporte de sus amores le puede ofrecer, salir trotando del bullpen para lanzar en cuatro juegos de Serie Mundial. El nayarita ha demostrado ser un hombre imperturbable, incluso agenciándose la victoria en el juego decisivo del campeonato de los Dodgers en 2020.
Pero mientras González permanecía en el bullpen del jardín izquierdo durante la quinta entrada del primer juego de exhibición el domingo en el Estadio Alfredo Harp Helú, se llevó dos dedos de su mano a su cuello y luego presionó, sorprendido por ver su pulso acelerado. El mexicano estaba a minutos de lanzar frente a su madre y su abuelo por primera vez como profesional.
“Es mucha la emoción que se siente en ese momento. No sabes qué hacer”, exclamó González. “El nivel de entusiasmo es bien alto, la cantidad de presión que sientes. Quieres dar un buen espectáculo”.
De todas las experiencias que la serie de dos partidos de los Yankees frente a los Diablos Rojos del México generó, ver a González subir al montículo en su país natal frente a sus amigos y familiares fue una de las más memorables.
Un día muy especial en México para Victor González y su familia 💙 pic.twitter.com/FkxZuz0lkb
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González dominó a los primeros dos bateadores que enfrentó -uno de ellos mediante un ponche— antes de que el mexicano Juan Carlos Gamboa se embasara mediante un mal tiro del paracorto Max Burt. El venezolano Franklin Barreto conectó un sencillo al bosque izquierdo, y el dominicano Robinson Canó – con su elegante swing intacto a pesar de tener 49 años – le siguió con un sencillo remolcador al jardín central.
“Simplemente me decía a mí mismo, ‘Hombre, tengo que calmarme un poco. Voy demasiado rápido’”, confesó González.
González retiró al siguiente bateador para acabar la entrada, en la que permitió una carrera sucia. González, de 28 años, dejó de la loma mientras los fanáticos de pie coreaban su nombre, resistiéndose a la petición de ondear su gorra.
“He lanzado en las Grandes Ligas por algún tiempo ahora y nunca había tenido esta sensación”, aseguró González. “Las emociones que tuve [el domingo] en el montículo fueron completamente diferentes”.